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23,75 €La Modernidad afirma la autonomÃa del mundo. Pero amigos y enemigos siguen operando con el prejuicio mitológico de un intervencionismo divino: si Dios quisiera, no habrÃa mal y el mundo serÃa perfecto. El dilema de Epicuro, asimilable en una cultura de fe ambiental, se convierte en dificultad insuperable en la nueva «era crÃtica», y Kant -preso él mismo del prejuicio- proclama el fracaso de la teodicea. Fracaso para los creyentes, pues resulta increÃble un dios que pudiendo no quiere o que queriendo no puede. Fracaso para el ateÃsmo moderno que se apoya en el mal, pues atribuyéndolo a Dios niega la autonomÃa del mundo.
Pero el fracaso kantiano afecta sólo a la teodicea pre-crÃtica en un mundo secular. El propósito del presente libro es «repensar el mal» tomando con toda consecuencia la secularidad. Partiendo del mundo, como si Dios no existiese, obliga a empezar desde abajo, respetando la autonomÃa de su funcionamiento. Entonces el problema -por primera vez en su historia- se estructura en tres pasos distintos. La ponerologÃa muestra que la finitud, constitutivamente carencial y contradictoria, hace inevitable la aparición del mal. La pisteodicea, desde este resultado, señala que toda visión del mal es una respuesta, una «fe» que debe justificarse: sea náusea sartriana o esperanza religiosa. La teodicea es entonces la «pisteodicea» cristiana, que ahora puede romper el dilema, lograr la coherencia y presentar a Dios como el Anti-mal.
Nace asà una visión que distingue entre una «vÃa corta» (el fondo verdadero de la visión antigua, apoyada en la confianza) y una «vÃa larga» (con los tres pasos) de la teodicea; insiste en la «lógica del a-pesar-de» frente a cualquier finalismo del mal; responde a la dificultad del «demasiado mal» o posibilidad de salvación escatológica, y, finalmente, actualiza la comprensión de temas tan vivos como el pecado original, la providencia, el milagro, la oración de petición, el holocausto y el infierno.