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11,35 €HabÃa llegado al lÃmite de su resistencia. Se encontraba en ese momento en que el dolor -el peor dolor, el que produce la soledad de espÃritu- amenazaba con desbordarse en la más insondable desesperación. ¿Qué mejor prueba podÃa tener de la inexistencia de Dios que su insensato sufrimiento? Aunque si existiera y fuese Dios de bondad, ¿no podrÃa, en su soledad, reclamarle como interlocutor? Este último gesto de esperanza obró el milagro...«No se trata de un libro escrito por mÃ, sino que me ha ocurrido a mÃ.