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7,13 €Lo que el espectテ。culo del mundo sugiere finalmente al filテウsofo -espectテ。culo que de ninguna manera es su objeto, sino sテウlo el espacio indistinto donde proceden algunas verdades, condiciones para que exista ese lugar de pensamiento que es la filosofテュa- es que la crisis es general. Y no solamente la del Estado-partido del Este: tambiテゥn la del Estado-partidos del Oeste. Pues se trata de la perturbaciテウn a la que es arrojado el mundo por haber agotado sus efectos el enunciado milenario que identifica la polテュtica con el Estado. Y si este enunciado agotテウ esos efectos es, justamente, por haberlos llevado hasta el corazテウn de la voluntad emancipadora. El fin de ese monstruo, el comunismo de Estado, arrastra en su caテュda y desvitaliza a toda subjetividad polテュtica que pretenda, sea bajo el tema revolucionario, sea bajo el tema del derecho, aparear la coacciテウn estatal con la universalidad liberadora. Desde este punto de vista, tanto en los paテュses del Este como en los paテュses del Oeste, la historia de la polテュtica comienza. Comienza apenas. La ruina de toda presentaciテウn estatal de la verdad inaugura este comienzo.ツサ