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5,70 €Es preciso relacionar estrechamente la profecﾃｭa con el testimonio que debe dar el creyente en la vida de cada dﾃｭa: la Palabra suscita la escucha, la cual, a su vez, suscita la obediencia de la fe, y esta obediencia suscita el compromiso de la vida. De este modo, se da una continuidad entre los antiguos profetas y los profetas de hoy, ya que aquﾃｩllos crearon un movimiento que es el alma de la Biblia.
El ministerio de la Palabra -la predicaciﾃｳn pastoral, la catequesis y toda la instrucciﾃｳn cristiana- se alimenta de la Sagrada Escritura. Tambiﾃｩn debe hacerlo la espiritualidad que anima la existencia de cada creyente, de las comunidades y de toda la Iglesia. Porque es tan grande el poder y la fuerza de la palabra de Dios, que constituye el sustento y el vigor de la Iglesia.
Pero para que la Palabra sea eficaz y pueda desarrollar toda su capacidad de Buena Noticia hay que traducirla continuamente a las situaciones personales y colectivas que envuelven en el aquﾃｭ y ahora tanto a quienes quieren vivir de ella como a aquellos a quienes se quiere testimoniar que la vida de Dios es la verdadera vida del hombre.
AUGUSTO CAVADI, profesor de historia y de filosofﾃｭa en Palermo, miembro del consejo directivo del Centro siciliano de documentaciﾃｳn "G. Impastato" y coordinador de la Escuela de formaciﾃｳn ﾃｩtico-polﾃｭtica "G. Falcone", es autor de numerosas publicaciones relacionadas con el tema del voluntariado y de la lucha anti-mafia.
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