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46,25 €Tres figuras dominan el horizonte de la Patrテュstica: San Agustテュn, Orテュgenes y San Ireneo. La producciテウn del テコltimo, inmensamente inferior en cantidad a la de los dos primeros, parecテュa seテアalarle como el mテ。s indicado para ediciones, versiones y estudios de toda テュndole. No es asテュ. Abundan artテュculos sobre puntos concretos, pero escasean estudios globales que se ex-tiendan con uniformidad sobre su dogmテ。tica. Es un autor difテュcil. Perdiテウse el texto original. Afortunadamente, sus antiguas versiones ofrecen garantテュas suficientes. Su magna obra -el llamado Adversus haereses-- arranca del estudio personal de los sectarios por Ireneo. De aparente sesgo polテゥmico, el Adversus haereses es tal vez la obra doctrinalmente mテ。s densa de la Antigテシe-dad cristiana. Al socaire de anotaciones al parecer polテゥmicas, desarrolla multitud de temas dogmテ。ticos, de inusitada hondura y coherencia. La dificultad reside en precisar las ideologテュas contrastantes. La documentaciテウn gnテウstica hasta hoy conocida, aunque fragmentaria, era de un tecnicismo perfecto; mas, por su extraテアo lenguaje mテュ-tico, no invitaba al estudio con garantテュas de テゥxito. De ahテュ el problema del mテゥtodo. Anテ。lisis antes que sテュntesis. Atenciテウn singular a lo teolテウgico (cristiano), sin distraerse al sincretismo. Y primero, entre los gnテウsticos preireneanos que se hubiesen pronunciado sobre los artテュculos de la fe, o sobre calificadas perテュcopas de Escritura, hasta apuntar siquiera una estructura sistemテ。tica elemental. Luego vendrテュa el anテ。lisis del propio Ireneo. Estudios sobre los gnテウsticos los habテュa buenos; con base literaria indirecta, no muy copiosa, tテゥcnicamente vテ。lida, pero orientados hacia el comparatismo. Trabajos sobre San Ireneo tampoco faltaban; pero autテウnomos, no abiertos a las ideologテュas heterodoxas. La biblioteca gnテウstica de Nag Hammadi ha ampliado テコltimamente las bases literarias, con aportaciones positivas en el campo dogmテ。tico y de exテゥgesis escrituraria. Lo que permite definir mejor las tesis combatidas por el Santo.
El P. Orbe ha consagrado aテアos al estudio de la gnosis. Basta mencionar, aparte los cinco volテコmenes de sus Estudios valentinianos, los dos de Cristologテュa gnテウstica publicados por la BAC (1976). Era hora de abordar la teologテュa de Ireneo a la luz de las contemporテ。neas (eclesiテ。stica y heterodoxa) del siglo II. La obra consta de tres volテコmenes, con arreglo a las partes en que se di-vide el Quinto y テコltimo Libro. Por vテュa de anテ。lisis, quieren restituir la Dogmテ。tica del siglo H. No son de lectura fテ。cil. Pero introducen por caminos seguros, personales, al mundo de la primera teologテュa.